Mi lugar

Uno necesita un lugar para vivir, al menos un lugar. Puedes tener varios, pero debe haber uno donde puedas ir siempre, a cualquier momento, no importa dónde estés. Este lugar para mi es el escribir, es el mundo donde entro cuando empiezo a poner las letras en el cuaderno o en esta hoja invisible que ahora estás leyendo, en el computador.

Cuando empiezo a ver las letras, sea en la hoja del cuaderno o de la libreta, o aún en esta hoja virtual, digital o como se llame, alguna cosa en mi empieza a ocupar su lugar. Y este ocupar mi lugar, es imprescindible para que pueda vivir. No es un lugar que podría dejar vacío. No es un lugar que otra persona podría ocupar por mí. Lo tengo que ocupar yo mismo. Tiene mi cara, mi tamaño. Respira conmigo, pues soy yo eso mismo que está aquí, esto que busca y se busca, tratando de mantener la propia identidad, sabiendo que no hay otra persona que pueda darme lo que necesito, a no ser yo mismo.

Este estar conmigo ha ido abriendo un espacio muy grande en mi vida, un espacio de libertad, donde puedo substraerme de las presiones sociales, de las convenciones que muchas veces a uno lo oprimen, el precio del existir entre otras personas, cada una con su modo de ser, y vos teniendo que gambetear para que esa convivencia no te empiece a sofocar. Es un tira y afloja, hasta que cada uno va ocupando su lugar, y estos lugares no son fijos sino móviles, cambiantes, como todo lo que existe.

Yo sé que me ido haciendo escritor a partir de las reacciones de la gente a lo que he ido escribiendo a lo largo de mi vida. Pero la fase decisiva en que finamente me encuentro, cuando al final descubro que sí, que este es mi lugar, me ha ido trayendo a una región de paz y de plenitud que me obliga a agradecer a esas personas que aquí y allí, muchas veces substrayéndose a sus propias preocupaciones y ocupaciones, se han hecho un tiempo para mandarme algún comentario o decirme alguna cosa sobre mis escritos. A esas personas, desde el fondo de mi corazón, les digo gracias.

Deixe uma resposta