Leyéndose

fotoAhora veo esta hoja delante mío y me dan ganas de decir que a través de esta tarea de escribir y compartir lo que escribo, me he ido integrando al mundo y a la vida, de una manera que me parece que está al alcance de cualquier persona. Uno se va familiarizando consigo mismo, va teniendo una experiencia más interna y más entera de su propio vivir. Vamos rescatándonos de una existencia cosificada y alienada, a la cual podemos habernos ido habituando sin darnos demasiada cuenta.

Cuando uno escribe, viene la vida vivida, al vida real, la de todos los días, la que voy viviendo con todos mis actos, los más pequeños y simples, y aquellos otros a los cuales me acostumbré a dar mucha importancia. Aquí todo importa, no hay nada irrelevante o despreciable. Lo que es el leer y el escribir, es algo muy estrechamente vinculado. Leer y escribir son las dos caras de una misma moneda. No puedo leerme si no escribo. Y mi lectura de mí mismo y del mundo, la gente y la vida, solamente va adquiriendo un carácter libertador, en la medida en que voy dejando que la palabra tome la palabra.

En la medida en que yo mismo me voy visualizando y viendo como palabra. En la medida en que voy siendo palabra. Cuando esto empieza a ocurrir, lo que escribo va siendo novedad para mí, así como va siendo también para mí novedad lo que leo, lo que veo, la vida en sí. De a poco, en esta actividad, uno se va acostumbrando a un papel de observador activo. Alguien que ve, mira, escucha, está ahí, observa todo, actúa, etc, pero desde sí mismo. Este sí mismo es conflictivo y cambiante, contradictorio, como la vida.

Pero cuando este sí mismo, o yo mismo, es cada vez más libre y suelto, mi papel, mi lugar, no es más un papel predeterminado por otros, la costumbre, la herencia, la cultura, etc, sino es un papel y un lugar mío, cambiante, elegido por mí. Hecho por mí mismo, en mis sucesivas escrituras y lecturas. Entonces uno respira mejor. Se acepta más. Aprende a vivir en paz consigo mismo. Todo esto que cuento aquí, son experiencias, cosas que voy haciendo y viviendo, y aprendiendo en la medida en que voy intercambiando con otras personas con las cuales convivo: familiares, amigos, colegas y participantes de los cursos de formación en Terapia Comunitaria Integrativa, lectores y lectoras, y personas con las cuales voy entrando en contacto en la vida diaria.

Leyendo y escribiendo, la vida que vivo va adquiriendo cada vez más una cualidad de integrada y fluyente. Se pierde la sensación de extrañamiento, ese sufrimiento de quien está vivo sin que el estar vivo le diga nada. Uno va teniéndose de vuelta a través de pequeños actos, experiencias de convivencia y crecimiento.

Deixe uma respostaCancelar resposta