El sociólogo francés Émile Durkheim dice que el crimen es, por definición, un fenómeno esporádico.
No se puede concebir una sociedad en la cual el comportamiento criminal sea constante, ya que esto indicaría que esa sociedad estaría constitucionalmente enferma.
Si pensamos en la actual situación de Brasil, en la cual la criminalidad organizada ocupa las instituciones públicas, al mismo tiempo que valores patológicos (odio, ambición de privilegios desmedidos, prejuicio) animan sectores de la población civil (empresarios, medios de información, entre otros), cabe tener la esperanza de que esta situación no deberá durar mucho.
Necesariamente, deberán verificarse cambios en la conciencia social, bien como en las prácticas cotidianas, en el sentido de recrear un estado de salud social.