El secreto de una vejez feliz

Recuerdo una frase de Gabriel García Márquez: “El secreto de una vejez feliz es un pacto honrado con la soledad.” Talvez yo ya haya firmado este pacto con mi soledad bien más temprano.

De todas formas, no dejo de darme cuenta del valor de este enunciado. Uno se ve en un escrito. Nos reflejamos en las palabras de un escritor, de una escritora. Fuera del contexto en que García Márquez inserta esta frase, que no sé de cuál de sus libros es, si El general en su laberinto u otro, su sentido apunta en la dirección del ser que somos.

La persona que cada uno, cada una somos. Algo que es próprio del arte. El artista o la artista fienen su foco en su ser interno, la construcción de la vida, la imaginación, el sentimiento, la vida vivida. Del lado de afuera está lo otro, lo que se impone, lo que tratan de imponernos, el orden o desorden establecidos.

Cuando hacemos un pacto honrado con la soledad, toda la vida confluye a nuestro favor. Todo está en nuestras manos. No tiene nada que ver con aislamiento. Al contrario, es una intersección tan profunda y suave con el existir, que ya no hay momentos vanos. Todo tiene sabor, aunque no lo tenga. Le ponemos gusto a todo. Y al mismo tiempo no somos juguetes de las circunstancias.

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