Algo tan elemental y básico que casi no se esperaría que pudiera llegar a dudarse de su universalidad.
Sin embargo no es así. Madres llorando sus hijos asesinados por la policía en las favelas.
Gente querida que murió en esta pandemia debido a la inacción criminal del actual gobierno nacional.
Pero este derecho a que nos hacemos acreedores y acreedoras al nacer es mucho más que la garantía de la vida física.
Es la posibilidad de que vengamos a hacernos gente. Esto implica educación, en casa y en la escuela.
Universidad, escuelas técnicas. Empleo y salario digno. Casa y salud. Arte y cultura.
Todo esto está siendo minado por gobiernos contrarios a los Derechos Humanos, sociales y laborales.
Todo por dinero. El estado privatizado. La vida puesta a precio.
Esto no puede seguir así.