Nos han hecho perezosos/as. Ya no nos queremos dar el trabajo de saber por nosotros mismos/as. Ahí está la trampita.
Es mejor no hablar que decir palabras ajenas. ¿Por qué hablo poco? Porque muchas veces al escuchar junto al mundo.
La gente habla mucho pero no dice casi nada o nada. Yo prefiero hablar poco pero decir alguna cosa. No siempre me escuchan.
Hemos asimilado el escuchar a una actitud pasiva, pero esto no es así. Escuchar exige un esfuerzo. Es una actividad. Necesito prestar atención y no actuar reactivamente. Es una forma de acción.
Una persona callada es interpretada como omisa, muchas veces. La observación requiere tiempo. No es que uno deba hablar o no hablar.
Estoy hablando de la escucha y del habla plena. ¿Cuándo una palabra dice algo? Cuando soy lo que digo. Cuando lo que escucho trae a la otra persona.
Esto es comunicación. Contacto real. Actualmente estamos en Brasil bajo un régimen ilegal, ilegítimo, inconstitucional.
Esto crea una situación desafiadora. ¿Cómo preservar la vida y la libertad bajo la opresión? Conciencia y atención. Ver por nosotros mismos/as.
Hace algunos años me di cuenta de que yo me había transformado en una especie de repetidor de ideas ajenas. Dejé de hacerlo. Salí del medio.
Dejo que la realidad venga por sí misma. Miro, leo, me intereso, escucho. Y dejo que algo se presente. Trato de ver interiormente.
Doutor em sociologia (USP). Terapeuta Comunitário. Escritor. Membro do MISC-PB Movimento Integrado de Saúde Comunitária da Paraíba. Autor de “Max Weber: ciência e valores” (São Paulo: Cortez Editora, 2001. Publicado em espanhol pela Editora Homo Sapiens. Buenos Aires, 2005), Mosaico (João Pessoa: Editora da UFPB, 2003), Resurrección, (2009). Vários dos meus livros estão disponíveis on line gratuitamente: https://consciencia.net/mis-libros-on-line-meus-livros/