Atención a la vida

Un lugar para vivir. Eso es lo que todo ser humano necesita. La sociedad basada en la exclusión es la antítesis de esta necesidad humana básica y esencial.

Hoy se recuerda en todo el mundo la Declaración Universal de los Derechos Humanos. No es tiempo de enunciados vacíos sino de acciones concretas, en lo cotidiano, en lo comunitario, en lo personal.

Necesitamos reforzar y revivir la necesidad que tenemos unos de otros, unas de otras. Deshacer el individualismo enfermo y alienante en que se apoya la sociedad de clases, que excluye y separa. La vida es muy breve.

En ese corto espacio de tiempo la persona tiene que tener la posibilidad de desarrollarse a pleno. Las condiciones materiales de existencia deben ser garantizadas para todo ser viviente. La vida no es una mercadería.

Es un don divino. Debe ser resguardada y protegida en toda circunstancia. No dejamos de ver con alarma y preocupación la amplia diseminación de discursos de odio que promueven la desconfianza y la violencia.

Somos llamadas y llamados a enfrentar decididamente esta circunstancia adversa de una sociedad totalmente contraria a la realización de la vida humana en plenitud, como decíamos, con acciones concretas.

Actitudes de escucha y acogimiento, apoyo a quienes más lo necesitan. Solidaridad, hacer juntas y juntos. Atención a la vida. Ese es el rumbo.

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